Sobra decir que nuestras vidas han cambiado radicalmente en los últimos meses. Cambios que abarcan desde los aspectos más generales de nuestro comportamiento y costumbres, hasta los más sencillos e insignificantes.
Ha cambiado nuestra forma de saludar, nuestra forma de vivir la casa, nuestro tiempo de ocio, nuestra forma de cocinar… Y en relación a uno de los contenidos principales de este humilde blog, me gustaría escribir sobre cómo ha influido esta maldita pandemia a nuestros armarios y en nuestra manera de consumir moda.
- Limpieza general en tu guardarropas. Posiblemente fuiste de las que decidió poner orden en su casa e irremediablemente llegó el turno de poner orden en el armario. Personalmente no llegué a hacerlo por varias razones: Niños, otras zonas de la casa eran prioritarias y que desde hace un tiempo procuro tener el armario bastante al día. Pero sé que ha habido auténticos zafarranchos en los últimos meses. Ya iba siendo hora de sacar todo lo que no usamos y dejar un armario fresco y actual con espacio para lo que realmente nos hace sentirnos bien.
- Apreciar nuestra ropa. Sí, en estos días tan tristes y con tanta incertidumbre, cualquier cosa que aportara algo de felicidad era más que bienvenido. Pronto me dí cuenta que estar bien arreglada y con ropa en condiciones era innegociable. Puede sonar superficial ( y lo es) pero verse bien, no deja de ser un gesto que aporta bienestar. De esos días me ha quedado el hecho de terminar de decir adiós a prendas que ni fú ni fá, prendas que no me aportaban la más mínima emoción.
- Comprar menos. Tardé más de un mes desde que nos encerraron en hacer mi primera compra on line. De hecho tampoco hice muchas. Mi atención estaba centrada en otros aspectos y poco espacio había para compras, así que me he desprendido de esa costumbre compradora tan habitual en mí.
- Comprar mejor. Que compre menos no significa que no compre, sólo que compro mejor. Compro pensando a largo plazo, pensando en conjunto (el resto de mi armario) , pensando en mi estilo de vida y especialmente, dejando fuera de la ecuación modas pasajeras y compras insustanciales de poco recorrido. Llevaba ya un tiempo sufriendo esa transición en mi forma de consumir pero ahora se ha hecho más evidente si cabe.
- Comprar más exclusivo. Ahora que compro de manera más responsable también compro de productos más exclusivos, que no significa caros. Me refiero a productos que van a verse menos porque se producen en cantidades mucho menores. Marcas más pequeñas que además de personalidades marcadas y con estilo propio, aportan el valor añadido de no cruzarte con dos personas en la misma mañana con tu vestido.
- El placer de la espera. Si algo estamos trabajando, es la paciencia. En lo que ha consumo se refiere antes veíamos algo que nos gustaba y lo comprábamos de manera casi inmediata. Ahora esperamos, por razones económicas, por falta de ocasión para usarlo… ¿Recuerdas cuando hace años esperábamos con ilusión un cumpleaños o una Navidad para recibir eso que tanto nos emocionaba? ¿Por qué no volver a apreciar el placer la espera?
- Consumir de manera responsable. Mucho se ha hablado en estos últimos meses de la saturación de nuestro planeta y el colapso al que estamos avocados. Cosa que también me hace plantearme apostar por otro modo de consumo menos severo e invasivo. Ojalá las marcas se sumen de lleno a esta forma de consumo y entre todos cuidamos de lo que tenemos.
Y tú ¿Notas que ha cambiado tu armario y tu forma de consumir a raíz de todo lo vivido?