Buenos días!
Después de un mini-descanso bloguero, vuelvo con muchas cosas que contaros y hoy toca ponerse sentimental.
El sábado se casó una de mis mejores amigas. R* es una amiga de verdad, de las que están para todo, para lo bueno, para lo malo, para las risas y para las lágrimas. Ella es una gran persona, cariñosa, íntegra, divertida, sensata…Te hace pensar y querer mejorar continuamente. Sabe hacerte ver tus errores y aplaudir tus logros. Y yo tengo la inmensa suerte de tenerla en mi vida.
Su boda no ha sido convencional, no le pegaría, ella no es así. Hizo que todos nos desplazáramos a un pequeño pueblo en la sierra. Y allí nos fuimos los amigos, los de toda la vida, con la mejor de las predisposiciones para pasarlo bien y acompañarla a ella y a su ahora marido en un momento tan especial en sus vidas.
R* tuvo una idea preciosa para su ramo de novia. Quiso que cada una de sus amigas eligiera una flor y así crear un ramo diverso y diferente. Hubo calas, peonías, gerberas, lilas, tulipanes…
Ella no vio el resultado hasta la misma mañana de la boda y tampoco conocía la flor que cada una había elegido. Pero al verlo supo reconocer fácilmente la flor de cada una de nosotras.
Ya casada, en la puerta de la Iglesia, cuando me acerqué a felicitarla y darle un abrazo, me dijo: » La tuya es la hortensia celeste». Pues sí, mi flor favorita…