Hace un tiempo leí que para Alber Albaz diseñar en Lanvin era como tener un título nobiliario, un gran apellido que le permitía hacer lo que quisiera. Esta afirmación me hizo pensar de inmediato en esas grandes familias nobiliarias que hoy en día lo único que tienen es un buen apellido.
¿Un buen apellido puede permitirte hacer lo que quieras? Llámese Lanvin, Chanel o menganito de los montes y los prados verdes.
Está claro que en la vida no y en moda tampoco debería.
Haz lo que quieras, ignora los principios de tu «apellido», de tus raices y echa por la borda décadas de trabajo y buen hacer…Decididamente muchos no deberían ser tan egocéntricos como para creer eso.
Pero luego Elbaz presenta colecciones como la de esta primavera/verano y qué pensar.
¿Qué hace lo que quiere y sólo tiene un buen apellido detrás?
Lo siento pero no, lo suyo es talento y con mayúsculas.
Una colección 100% glam, con colores ochenteros, con tejidos rígidos, brillantes, brocados, adamascados que podría ser todo un estropicio y sin embargo es todo lo contrario, unas creaciones que dejan a cualquiera con la boca abierta.
Y de repente, cuando te estás recuperando de tanto destello sideral, vuelve al clasicismo más riguroso, a las líneas más puras a los colores más serenos….
Pocas manos pueden hacer estas cosas y sin dudas las de Elbaz lo hacen, con apellido o sin él.