Un hogar no se construye de la noche a la mañana. Un hogar puede ser un espacio pero también una persona, un grupo de ellas o simplemente uno mismo. Ese es el verdadero hogar, el espacio o el momento en el que eres realmente tú y te sientes a salvo.
Pero hoy hablamos de otro tipo de hogar, del hogar físico, del espacio que habitamos en nuestro día a día. Ese espacio que se encarga de recibirnos tras largas horas de trabajo, de darnos la calma que necesitamos cuando acostamos a los niños o el espacio que usamos para disfrutar de esos ratos impagables con amigos.
Sea cual sea la circunstancia de cada cual ( familiar, laboral, económica…) soy una convencida de la necesidad de construir hogar. De hacer tuyo el espacio, de hacerlo cálido, de convertirlo en un lugar que aporte paz y no todo lo contrario.
Pero como decíamos antes, un hogar no se construye de la noche a la mañana. Hay que conocer el espacio, vivirlo, observarlo a lo largo del día, hay que equivocarse, recalcular…
Es muy frecuente que cuando decidimos ajustar nuestra casa a nuestras necesidades, nos entre la prisa y queramos dejarlo listo lo antes posible.
Sin embargo, esas prisas nos suelen ser buenas consejeras. La paciencia y la tranquilidad sean quizás nuestros mejores aliados para hacer hogar.
Las modas…ainss las modas. Recuerdo épocas en las que todo era nórdico o colonial, luego minimalista… Están bien, cada cual tiene sus gustos, faltaría más.
Las modas, son eso, modas, tendencias pasajeras que además arrollan por donde van y queman el concepto demasiado rápido. Por eso, para hacer hogar es importante trabajar una base atemporal y multifuncional. Muebles, colores y materiales que puedan adaptarse al paso de los años, al cambio de las circunstancias y que admitan esas modas en las que irremediablemente caemos.
Además, un hogar tiene que reflejar a sus habitantes ya sea en forma de intereses, recuerdos, historia familiar. No hay mueble de diseño que se acerque a esa cómoda en la que tu abuela se preparaba antes de salir. Ni espejo que iguale al que colgaba de la entrada de la casa de tus padres, en el que te mirabas antes de salir en tus de más tierna juventud.
Démosle a las piezas familiares el lugar que merecen, no las desechemos rápidamente porque el color no nos guste. Existen además muchas formas de adaptar esas piezas con pinturas, lijados, tapizado… Pocas cosas se resisten a un buen lavado de cara.
Cambiemos muebles de lugar, juguemos con los textiles, guardemos en el trastero y luego rescatemos. Saquemos partido a nuestra casa, recibamos, descansemos, aburrámonos en ella, creemos recuerdos.
Un hogar es vida.
Este es el primer artículo de Protea dedicado a decoración y me ha parecido buena idea escribir sobre lo que considero el fundamento a la hora de decorar, sus principios y su razón de ser.