Abril es primavera, abril es flor, abril es brisa, abril es color…Abril es Feria. En unos días arrancamos la Feria de Abril de Sevilla y en esta ciudad no podríamos estar más emocionados.
Con la Feria de Abril damos la bienvenida a la primavera, la ciudad se tiñe de color y la alegría asoma en cada esquina. Estos días la ciudad se pone coqueta y respira diferente. Se palpa la emoción en el ambiente y es que estos días son tan esperados y deseados por los habitantes de Sevilla, y de fuera de ella, que incluso nos cambia la cara sólo al recordar que queda un día menos para pisar el Real.
Son días en los que el sevillano traslada su casa a ese espacio que se crea cada año como de la nada, a su caseta. Allí recibe a sus amigos y familiares, también a compromisos, incluso a desconocidos a los que acaban de ser presentados. Porque la Feria es así: familia, viejos amigos, nuevos amigos y, principalmente, buenos ratos en buena compañía.
La Feria existe para celebrar. Para celebrar la vida, para celebrar el color, para celebrar que otro año más puedes pisar el albero y volver a bailar una sevillana con el amor de tu vida, con tu primer amor o con un amor fugaz de esos que nunca faltan en la Feria de Abril.
Hay muchos tipos de Feria. En la Feria de la infancia, los cacharritos son el principal atractivo y si eres niña, ponerte un traje y unos zapatos de tacón y dar vueltas y más vueltas para sentir su peso, su vuelo y su gracia. Tus abuelos te dan algo de dinero para que puedas pasar más tiempo en la Calle del Infierno o te llevan a comprar un algodón de azúcar mientras disfrutas del paseo de caballos y observas asombrado todo lo que ocurre a tu alrededor.
La Feria de la adolescencia implica los primeros momentos de libertad, las primeras pandillas, el primer amor…Las Ferias de la adolescencia serán siempre recordadas, tienen algo que las hace únicas y cada vez que cruces la Portada acudirán a tu mente de manera fugaz haciéndote sentir un quinceañero otra vez.
En la juventud se viven las mejores Ferias, es la realidad. Pocas responsabilidades, ganas infinitas de diversión y un cuerpo que lo aguanta. Son años de llegar para comer y salir desayunado, llegas a casa con los pies rotos pero el corazón feliz. Son años de encontrar siempre ambiente, amigos o de hacerlos nuevos, sabes cuando entras en el Real pero nunca cuando sales.
La edad adulta trae responsabilidades varias en todos los aspectos de la vida pero la Feria sigue siendo la Feria y aunque haya que medir tiempos, cuando estás allí aprovechas cada minuto. Aprovechas para hablar, aprovechas para bailar, para observar, para pasear… Aprovechas porque ya llevas muchas ferias a tus espaldas y sabes que el tiempo es oro y en la Feria más aún.
Y la Feria madura, aún no la he vivido pero la he observado y puedo intuirla.
Es una mezcla de agradecimiento, por tener la oportunidad de vivir de nuevo estos días, también de orgullo, porque ves tu ciudad tan bonita, tan feliz que te brota el orgullo de ser sevillano. Pero además, en la Feria madura se palpa añoranza, porque ya no es igual que las otras ferias que viviste, faltan personas, las costumbres cambian… y eso produce cierta pena. A veces esa pena se disipa rápido disfrutando de los nietos, dando un paseo por el Real o brindando por la suerte de estar en ella.
La Feria es como la vida, hay de todo, la diferencia es la actitud con la que la vivas.
Sea cual sea el tipo de Feria que te toque vivir, disfruta del tiempo que pases en ella. Celebra su belleza, celebra su sentido, celebra a las personas con las que la vives porque la Feria es magia. Es un paréntesis en las preocupaciones de cada cual, no las hace desaparecer evidentemente, pero te ensancha el alma y te recarga de alegría para una buena temporada.