No es necesario recorrer miles de kilómetros para llegar a un lugar realmente único. Como tampoco es necesario que ese lugar tenga miles de kilometros para ser único.
A Cacela Velha le valen no más de 5 calles para dejar boquiabierto a todo el que decide pasar a verla.
En el sur de Portugal, en el municipio de San Antonio, cerca de la frontera con Huelva, hay que pequeña aldea de pescadores que es un enclave privilegiado en el que parece que los años no han ido pasando. Se trata de Cacela Velha, un rincón del Algarve portugués situado sobre una colina con vistas al paraje natural de Ría Farmosa.
No son más de cinco calles, pero tienen el típico adoquinado portugués que es simplemente maravilloso y casitas bajas de pescadores pintadas en blanco y azul que conquistan desde el primer vistazo. Estas casas acompañan a uno de los miradores más bellos que puedas imaginar.
Desde su mirador se contemplan kilómetros de playa de arenas blancas en forma de dunas y pinares.
A sus pies se encuentra una inmensa playa salvaje en la que no hay lugar para nada más que gaviotas y el romper de las olas del Atlántico.
Cacela Velha no es un municipio contemporáneo, está cargado de historia. Por él pasaron griegos, fenicios, romanos y musulmanes, tiene una iglesia medieval y una fortaleza.
Fue una zona bastante afectada por el terremoto de Lisboa en el año 1755 pero fue reconstruida.
Cacela Velha es sin duda un lugar de parada obligatoria si estás por la zona.
Otras cosas de interés en la zona:
Villa Real de San Antonio, pueblo famoso por las compras que allí puedes realizar de ropa del hogar y menaje de la casa, todo con el sello portugués. Sin embargo, es un pueblo realmente bonito en el que destaca la zona de la Plaza del Marqués de Pombal.
Praia Verde.
Tavira a tiro de piedra, con su puente romano y centro histórico.