MUENTER, Gabriele_Autorretrato_688 (1985.17)

La gran pintora expresionista, Gabriele Münter

Nos encontramos en las últimas semanas de la exposición Gabriele Münter, la gran pintora expresionista en el Museo Thyssen-Bornemisza. Un recorrido de lo más interesante por la vida y obra de la «desconocida» artista.

Desde el pasado 12 de noviembre y hasta el próximo 9 de febrero, puede visitarse en el Museo Thyssen-Bornemisza la exposición Gabriele Münter, la gran pintora expresionista. Se trata de una retrospectiva de uno de los nombres más destacados hoy en día de la corriente expresionista.

Esta exposición está compuesta por fotografías, grabados, dibujos y pinturas con los que puede conocerse en profundidad la evolución de la artista alemana.

Una joven que se inicia en el mundo del arte gracias a una nueva técnica como era la fotografía y que evoluciona magistralmente en base a su talento innato y al ambiente artístico en el que desarrolla su trabajo.

Gabriele Münter pertenecía a una familia acomodada que apoyó por entero su interés en el arte, lo que quizás fuera la clave del desarrollo de su carrera. Con una cámara Kodak finalizando el siglo XX recorrió Estados Unidos y, de este modo, fue educando su mirada para luego desarrollar una carrera artística que esta exposición pone en el valor que merece.

Gabriele Münter fue una de las artistas fundadoras de El Jinete Azul e impulsora en las nuevas corrientes artísticas de Múnich. Ciudad en la que se formó en escuelas privadas en torno a las que surgieron los movimientos vanguardistas del momento.

Es en ese momento cuando inicia una relación con Kandinski, inicialmente como discípula y luego, de manera sentimental. Juntos, recorrieron Europa y el norte de África para terminar asentándose en Murnao, un pueblo bávaro que se convirtió en lugar de verano de la burguesía de Munich.

En Murnao, Gabriele se alejó del Impresionismo tardío que desprendían sus obras y se dejó influir por el arte propio de la región de pintura de vidrio. Los colores intensos y las líneas oscuras que enmarcaban las formas, se hicieron más presentes en sus pinturas.

Con la Primera Guerra Mundial, Münter y Kandinski abandonan Alemania. Llegará entonces una época de cambios de domicilios en las que la artista deja de pintar y se centra en bocetos de personas que se cruzan en su día a día, en objetos… Obras muy sencillas y depuradas pero rebosantes de vida.

En los años 30 se instalará definitivamente en Murnao, donde influida por Matisse recuperará su trabajo intensamente y su inspiración después de unos años complicados a nivel emocional.

Centrada en la pintura de manera especial, una vez que los nazis le prohiben exponer y comienza una fructífera reclusión artística. En su casa definitiva, que a su muerte se transformó en museo, escondió durante esta época obras de artistas contemporáneos para salvarlos de la quema. Obras que luego se donaron a la ciudad de Múnich.

Sus colores intensos y la combinación de los mismos, la simplificación de la realidad que consigue en cada una de sus obras, la sutileza y a la vez la fuerza de sus pinceladas, su particular mirada del mundo, la convierten hoy, afortunadamente, en una de las figuras más reconocidas del expresionismo.

En torno a esta exposición el Museo Thyssen-Bornemisza ha planeado una serie de actividades complementarias como son talleres, concursos, un ciclo de cine, conferencias e incluso recogió el preestreno del largometraje Münter & Kandinsky, de Marcus O. Rosenmüller.

Toda la información recogida en la web del Museo Thyssen-Bornemisza

Si te gustaría conocer más sobre la vida de Gabriele Münter, te recomendamos este interesante recorrido: