La semana del 15 de agosto. Recuerdos y verano

La semana del 15 de agosto es el momento que quizás mejor representa esta época del año. En ella (casi) todo para y se detiene, es verano en su máxima expresión.

Durante la semana del 15 de agosto parece que el tiempo se detiene y todo queda en suspenso. Para mí es el tiempo que mejor representa el verano, es momento de ausencias, desconexión y calor. Si el verano fuera una gráfica, esta semana representaría su punto álgido y a partir de ahí, vamos cuesta abajo, aumentando la velocidad y sin posibilidad de frenar la situación.

Llegados a este punto me pongo a reflexionar qué he hecho o qué estoy dejando a medias e irremediablemente llegan los recuerdos.

¿Cómo era tu verano? ¿Qué recuerdos tienes más vivos en tu memoria?

Para mí el verano era sinónimo de piscina y primos, eran horas de la siesta viendo el tour de Francia, el sonido de las chicharras, era pedir el cuadernillo de Vacaciones Santillana para no acabarlo jamás, polos de naranja e ir a Mazagón a pasar unos días también en familia.

Era tener un bañador favorito, perfeccionar tu salto de cabeza y ponerte una sudadera por la noche porque refrescaba mientras la dama de noche hacía acto de presencia.

Esos verano eran eternos, parecían no tener fin. Dejabas de mantener el contacto con los amigos del colegio, quizás de vez en cuando llegaba una carta y menuda alegría. Durante esos veranos el mar olía a mar mucho más que ahora y podías ir al chiringuito sin reserva y comer plácidamente sardinas con los pies hundidos en la arena.

Me encantaban esos veranos, tengo grandes recuerdos de ellos y ahora, casi 40 años después, intento que mis hijos también los tengan cuando echen la vista atrás.

No serán veranos de grandes viajes, ni de planes extraordinarios, serán veranos de libertad, primos, amigos, sol y sal, como todos los verano deberían ser.

Pero no quiero idealizar el verano, sólo darle su lugar. De repente, llega un momento en el que ya empieza a sobrar todo y todo te incomoda. Empiezas a echar de menos la rutina, tu casa o tu horario y el estado de ánimo necesita estabilidad, lo bueno si es breve dos veces bueno.

Aunque tampoco los verano son como los de antes, ahora las cosas son más difusas. Nada llega a parar del todo como ocurría entonces, nada llega a detenerse, a nuestro pesar. La conexión es continua, hay que hacer un verdadero esfuerzo para olvidarse del mundo y salir de lo cotidiano.

Lo intento, dejo de ver noticias, no miro el móvil o me dejo llevar por el aburrimiento. Pero es imposible, todo sigue ahí, esperando que baje la guardia para recordarme que nada se ha desvanecido como se desvanecía entonces.

Aún así, sigue siendo verano y esta semana más que nunca. Disfrutemos pues.

SABEN A VERANO…

  • Un libro: Quedará el amor de Alice Kellen. Verano de 1939 y dos jóvenes que se enamoran junto al mar de Cornualles, se me antoja una lectura perfecta con el mar de fondo o bajo la sombra de unos pinos.
  • Una playlist: Sencillamente verano. Tus primeros veranos con más libertad, tus primeros pasos hacia la juventud, las risas con amigos, los bailes hasta la madrugada…La banda sonora de esos momentos únicos e irrepetibles que siempre conservarás en la memoria.
  • Una serie: Los Durrell. Una viuda y sus 4 hijos abandonan su Inglaterra natal para emprender una nueva vida en la isla griega de Corfú en los años 30. Divertida, sencilla pero ingeniosa y preciosa. Basada en los libros autobiográficos del naturalista Gerald Durrell.
  • Una escapada: La costa atlántica de nuestro país vecino está plagada de recovecos que bien merecen una escapada estival. ¿Nuestra recomendación? Las turquesas aguas de Comporta y alrededores, lo que también incluye un paseo por la capital portuguesa.