Aquí y ahora

Vivimos en un mundo globalizado y las costumbres y usos que hace años estaban reservadas a un sector específico ahora se extienden a lo largo y ancho del planeta. ¿Qué hacemos con estas nuevas costumbres y, especialmente, con los nuevos ritmos que marcan?

El otoño en este país arrancaba con la vendimia y finalizaba con la Inmaculada. Por el camino, celebrábamos El Pilar en octubre y honrábamos a nuestros santos y difuntos en noviembre. Nuestro otoño era época de castañas, funciones de Don Juan Tenorio y una vez recogidos los tunos con sus cantos a la Inmaculada, arrancaba la Navidad.

Estas costumbres se siguen manteniendo, en algunos lugares con más arraigo que en otros, pero están presentes y las nuevas generaciones van aprendiéndolas y respetándolas, quiero pensar.

Pero este mundo globalizado nos ha hecho anexionar costumbres extrajeras que ganan protagonismo e incluso se sienten ya como propias.

Halloween por ejemplo, ya no es sólo si se celebra o no, es que se ha hecho con la segunda quincena de octubre (como poco), prácticamente no has guardado el bañador cuando empiezan a emerger las calabazas.

El Black Friday ya ocupa todo el mes de noviembre porque las ofertas no duran un día ni un fin de semana, se extiende por semanas. Hay quien celebra cenas de Acción de Gracias que conviven con una Navidad que cada vez empieza antes.

Todo a la vez, un totum revolutum que más que aportar opciones aporta saturación.

No voy a entrar en la conveniencia o no de adquirir costumbres ajenas, cada cual que viva y celebre como quiera ¡ faltaría más!

Pero por favor, respetemos los tiempos, al menos para ganar serenidad mental y aprender a vivir aquí y ahora.

Evidentemente, estos plazos, cada vez más ampliados, se fomentan para promover el consumismo en el que todos terminamos cayendo de un modo u otro. Pero siempre está en nuestra mano frenar y racionalizar, ya sea en tiempos o en cantidad.

¿Cómo conseguir un equilibrio para no ser arrollado por los tiempos que marca el consumo?

Aprovechar las ofertas del Black Friday para ir organizando tus compras navideñas está genial, al igual que para reponer básicos o artículos que forman parte de tu día a día. Racionalicemos la compra.

Pero también hay que ser conscientes de que no todo los artículos y comercios pueden hacer frente a este tipo de descuentos, pongámoslos en valor, démosles un sitio a los que no entran en esta rueda por principios o supervivencia.

Al final todo queda reducido a saber hacer uso y evitar ser usado, como también ocurre con la tecnología.

Ya lo decía Aristóteles, la virtud se halla en el medio, entre lo poco y lo demasiado, en la tendencia al punto central ya que en los extremos, sea por defecto o por exceso, es dónde aparece el vicio.

¿Dónde quedaron Don Juan y Doña Inés?