A lo largo del año hay varias fechas en las que nos paramos y reseteamos nuestra mente. En mi caso son septiembre, año nuevo y primavera. Las dos primeras son para cambios, propósitos y mejoras, sin embargo la primavera para mí supone otra cosa. La primavera es época de disfrute.
Hace unas semanas al fin llegó la primavera (aunque por el sur más bien parezca que haya llegado el verano) y es entonces cuando empiezo a plantearme que hay que disfrutar más de la vida, del buen tiempo, de la familia, los amigos…En primavera me vuelvo una disfrutona.
Además, este año con la llegada del gorrión esa sensación se ha multiplicado por 1.000 porque cada día tiene algo nuevo. Un nuevo gesto, una risa, una mirada…pequeños detalles que parecerían insignificantes pero que a mí me derriten y hace que mi mundo deje de girar.
Creo que hay un movimiento que a esta actitud la llaman «slow life» o algo así, no sé…En cualquier caso, os animo a disfrutar de la vida ahora que nos regalan más horas.