El año pasado me quedé con ganas de hacer algo un poco más especial para celebrar mi entrada en la treintena. Así que este año con los 31 decidí quitarme esa espinita que tenía clavada.
Convencí a mi marido (al que tampoco hay que animar demasiado) y organizamos una comida con amigos y familia en la azotea de nuestra casa.
Allí nos reunimos casi 40 personas para pasar un radiante día de otoño, charlar, ponernos al día y celebrar, porque cualquier excusa es buena para estar con la gente a la que quieres.
La verdad es que no puedo estar más contenta con la decisión de quitarme esa espinita porque lo pasamos realmente bien y el día fue de los que se quedan grabados a fuego en tu cabeza.
Por eso, he querido compartir algunas pinceladas con vosotros, algunos detalles más personales de lo normal que me hacen tremendamente feliz…
Ya os hablaré en otra ocasión del tema decorativo y de la organización, hoy sólo os dejo estos retales de mi vida 1.0.
Muchas gracias a todos por venir, sé que muchos pasáis por aquí…
Feliz día!!