Ya estamos metidos de lleno en las últimas horas de 2017 y creo que es el momento perfecto para repasar este último año, esta vez desde un punto de vista más personal.
2017 nos ha tratado muy bien, de maravilla, a mí y a mi familia. Por eso quedará en mi memoria como un gran año. La razón es más que evidente, ha sido el año en el que ha nacido nuestro hijo pequeño. Hemos vivido sus primeros meses, ha sido el momento de conocernos, de hacernos el uno al otro, descubrir su carácter, sus costumbres, aprender cómo calmarlo cuando llora, sus tipos de llanto, de provocar sus sonrisas…
Pero si tuviera que elegir algo de este 2017 no sería justamente el nacimiento, sería la relación de hermanos que este nacimiento ha supuesto. Me refiero a las miradas que mis hijos se dedican entre sí, a la manera de buscarse, el modo que tienen de hacer manitas, cómo se ríen juntos y la idea de la relación tan bonita que están construyendo día a día. Al pequeño se le ilumina la cara cuando ve a su hermano mayor, no pierde la sonrisa cuando lo tiene cerca y, sin duda, su hermano ha desbancado a su mamá en este privilegio de amor incondicional. Tengo que decir que no es algo que me importe en absoluto, esta relación es algo que me tiene completamente enamorada y me hace inmensamente feliz. Las complicidad de estos dos enanos es sin duda mi «gran momento» de 2017.
Pero 2017 ha sido más que maternidad y fraternidad. Por eso, he pensado que la mejor manera de desgranar el año es mediante un rápido cuestionario que haré mientras nos tomamos este último café virtual de 2017.
Un propósito cumplido: Conseguir establecer una rutina en mi día a día.
Un propósito incumplido: Ordenar las miles de fotografías familiares que acumulo desde hace años.
Lo mejor: Justo lo que acabo de contarte en la cabecera de este post, las miradas que mis hijos se dedican.
Lo peor: El miedo de madre que de vez en cuando surge en mí. Miedo a que no sean felices, que el mundo que les dejamos a los niños no esté a la altura, que no se conviertan en personas de principios, a que no estén sanos…
Un momentazo: Ver casarse a mi queridisima amiga Beatriz.
Una canción: Malibu de Miley Cirus, este año ha sonado en bucle en casa.
Un regalo: Suelen hacerme muy buenos regalos, soy afortunada. Pero si este año tengo que elegir me quedo con el gran y frondoso árbol de Navidad que me regalaron mis suegros en mi cumpleaños.
Un descubrimiento: El brócoli. Sí, no comprendo cómo he podido vivir tantísimos años sin él. Me encanta…
Un orgullo: El cambio de dieta que hemos experimentado en casa. No es que antes comiésemos mal, sólo que ahora comemos mucho mejor.
Un logro: Que mi orquídea siga viva y floreciendo tras 4 años conmigo.
Una bienvenida: La de mi ratoncito, evidentemente.
Una despedida: Este verano tocó decir adiós al perro de mis suegros. Era ya muy mayor pero ha tenido una vida muy feliz y más feliz aún hemos sido nosotros con él. Lo echaremos siempre de menos.
Un concierto: La visita que todos los años hace Leiva a Sevilla y que nunca me pierdo.
Un libro: Este año he leído muy poco, quizás por eso no tengo un libro que pueda calificar como el mejor del año. Los que he leído no han sido tan reseñables. Vuelvo a este punto para rectificar…El mejor libro de 2017 ha sido el Libro de Adviento que te enseñé aquí. Sí, me ha gustado muchísimo aunque a priori no fuera el libro que esperara poner aquí.
Un producto de belleza: la mezcla que yo misma me fabrico de aceite de rosa mosqueta y baba de caracol. Te lo conté aquí.
Un capricho: Un móvil nuevo sólo por tener el gustazo de hacer fotos mejores a mis hijos sin necesidad de llevar la reflex encima.
Una obsesión: «La Magia del Orden», esto da para mucho, prometo post en 2018.
Una prenda: El abrigo negro que el año pasado me trajeron los Reyes. No me lo quito.
Un accesorio: Una gargantilla con mi inicial que uso casi a diario.
Un perfume: This is her! de Zadig&Voltaire.
Un pensamiento: Todo llega cuando tiene que llegar.
Un pequeño placer: Comer pan 100% artesano a diario. Un lujazo hoy en día. Y las charlas diarias con Ana, nuestra panadera.
Una película: ¿Si te digo que este año no he visto más de 5 películas me crees? La pura verdad. De las vistas mi favorita ha sido Brooklyn.
Una mamá caldosa: Cuando hijo mayor utiliza diminutivos, ahora que es toda una cotorra me enternece ver cómo evoluciona con el lenguaje y las conversaciones que mantenemos. Y cuando mi hijo pequeño frunce la nariz a modo de reto y provocación para que le haga reír a carcajadas.
Una esposa enamorada: Cuando lo veo jugar con mis hijos y convertirse en el tercer niño de la casa.
Un sueño tachado de tu lista: Haber visto por fin la Ópera La Flauta Mágica en el Maestranza.
Un sueño añadido a la lista: Hacer una nueva reforma en casa para crear espacios más abiertos y disfrutar más de toda la casa.
¿Ya has hecho balance de tu año? Espero que haya sido un gran año, te deseo lo mejor para el que entra, de corazón. Nos leemos el año que viene. Un fuerte abrazo y millones de gracias por estar ahí.