Cuando el talento fluye, Rafael García Forcada

Con la exposición Ni tú ni yo sabíamos a dónde íbamos Rafael García Forcada inaugura un nuevo estudio en el que se reúnen todas las vertientes de su trabajo.

Nos citamos con él y charlamos de su forma de entender el arte, de sus inspiraciones, de su trabajo como diseñador y del momento vital en el que se encuentra.

Algunos piensan que nuestro destino ya está establecido, otros en cambio defienden que el destino lo vamos construyendo con cada acción y decisión que tomamos a lo largo de nuestra vida. Pero entre una y otra postura, hay un término medio que considero el más certero. Éste, atribuye a las circunstancias y el entorno que nos rodea los verdaderos papeles de artífices de casi todo lo que nos ocurre y las decisiones que vamos tomando en nuestra vida.

Luego, con nuestras capacidades, esfuerzos y prioridades vamos puliendo lo que el entorno nos ha dado hasta hacerlo enteramente nuestro.

En el camino de Rafael García Forcada ¿no sería acaso esa tía abuela galerista una circunstancia determinante? ¿O esa máquina de coser en el pasillo de su casa familiar de Constantina otro hecho decisivo en la trayectoria que luego él iría trazando ?

Ni tú ni yo sabíamos a dónde íbamos. Divagaciones aparte, la realidad es que en García Forcada el talento fluye de manera natural y encuentra su sitio en los lugares más dispares, ya sea un patrón, un tejido, un lienzo o una cerámica. El talento rebosa y él le busca un soporte.

Un hecho inesperado hace que Rafael deba buscar un nuevo estudio. Esta vez decide alejarse del centro de la ciudad, cada vez más despersonalizado y busca un barrio, casi sin pretenderlo, vuelve a su origen, Los Remedios, donde inició su andadura con La Importadora una de las tiendas más atractivas de la ciudad ( hoy en Pérez Galdós número 2)

En este estudio de la calle Montecarmelo, García Forcada pinta y recibe a su clientela bajo cita previa. Allí además, ha quedado instalado su taller de costura desde el que viste a protagonistas e invitadas que apuestan por su inconfundible estilo en el que la anatomía de la mujer es el eje central.

Para inaugurar este espacio, Rafael García Forcada ha recopilado obras de los últimos años bajo el título Ni tú ni yo sabíamos donde íbamos.

Una expo que cuenta además con la peculiaridad de estar sometida a un cambio constante, salen obras para nuevos hogares o colecciones y se sustituyen por otras que no rellenan un espacio, sino que complementan la idea y el concepto original de la exposición.

El artista nos confiesa que él es muy de grises y que sus pinceladas, tan personales como su propia firma me atrevería a decir, suelen verse teñidas de esos tonos que evocan nieblas o amaneceres invernales. Quizás Coruña, ciudad en la que comparte residencia junto con Sevilla, le ha robado parte del corazón y su esencia ya forma parte de su obra.

Su pintura es un viaje personal, un ejercicio de introspección y un modo de expresión en el que conviven aquello que lo rodea, sus vivencias y otras facetas más íntimas que a veces esconde.

Ni tú ni yo sabíamos a dónde íbamos ha sacado a la luz algunas de ellas y también ha intervenido otros trabajos con cápsulas de vibrantes colores que se contraponen a su faceta más introspectiva.

La impronta de García Forcada se antoja fotográfica, suele trabajar a raíz de una fotografía y siempre lo hace con música desoyendo el consejo de uno de sus profesores de la Facultad de Bellas Artes.

Ya desde su época de estudiante empezó a ganarse la vida con obras que representaban entornos de Sevilla. Al ver mi reacción de extrañeza (nunca he visto una obra suya que tenga como protagonista la ciudad) puntualiza con una simpática ironía que quizás quede algún hogar en la ciudad que no tenga uno de sus cuadros de temática sevillana y aclara que no volvió a hacerlo de lo mucho que pintó en aquella época. Aunque curiosamente, mientras mantenemos este encuentro, está enfrascado en un tempranero Guadalquivir que amanece entre niebla.

Luego llegaron los retratos, la pintura de pañuelos e incluso el diseño de interiores.

Fue en Bellas Artes, en la asignatura de Anatomía donde encontró uno de los pilares de su trabajo como diseñador.

Sus creaciones son elegantemente fluidas y en ellas siempre se encuentra el pliegue exacto, el punto correcto de recogido para realzar y reforzar la belleza de la anatomía de la mujer y eso, lo aprendió en sus estudios del cuerpo humano.

Nos confiesa que necesita orden y rutinas para llevar a cabo su trabajo. Su estudio y su casa, son pilares esenciales en su día a día.

Poco amigo de eventos y redes sociales, demasiado ruido no solicitado que lo aleja de lo que de verdad importa.

Sin embargo mantiene activa una cuenta de Instagram desde la que comparte instantáneas de su día a día o sus fuentes de inspiración. Es una de esas cuentas que aporta valor y que merece la pena seguir porque te sumerge, sin pretenderlo, en el mundo tal y cómo él mismo lo percibe y bajo el prisma de su especial sensibilidad de artista. (@garciaforcada)

En su faceta de diseñador, García Forcada tampoco se somete a los circuitos propios de la moda en los que los calendarios, los plazos, los mínimos de producciones o pasarelas marcan el ritmo.

Vive la moda de un modo sereno y sostenible al igual que aprovecha cada retal que queda en su taller.

Le apena ver cómo se va perdiendo el concepto de belleza y de elegancia pero confía en que los cánones vuelvan a recuperarse. Mientras tanto, como buen observador no cesa en su búsqueda, la halla, la rescata y la potencia en forma de cualquier objeto o pieza que se encuentra en el camino y termina poblando su estudio.

Nos comenta que no es muy de ciudad y que necesita de la naturaleza y de los pájaros, Rafael está marcado por la vida tranquila de un pueblo. Precisamente en el de su familia, comenzó a pintar en talleres de verano, en el mismo, su abuela le enseñó a utilizar la máquina de coser y allí también pasaría horas en la boutique de su madre… Toda una vida entrenando su visión artística y creativa que acabaría recalando en sus estudios de arte y moda para dar forma al artista multidisciplinar que es hoy.

Creo que en realidad, él si sabía dónde iba.