Es curioso lo mucho que cambia tu vida con la maternidad. Todo el mundo lo sabe pero no eres plenamente consciente hasta que lo experimentas. En ocasiones es un poco duro decir adiós a ciertas facetas de tu vida e implica sacrificios que depende del día se hacen más o menos cuesta arriba. Sin embargo otros cambios (la mayoría) son tremendamente positivos.
Una de las cosas que más me está gustando de esta etapa es aprender a ver la vida a través de sus ojos. Ya la vimos así una vez, pero las prisas por crecer y la vida misma te hacen olvidarlo. Sin embargo, volver a descubrir el mundo con nuestro hijo está siendo una experiencia maravillosa.
La sorpresa, la curiosidad, el asombro…Parecían olvidados pero ahora forman parte de nuestro día a día como si fuéramos de nuevo bebés de 20 meses. Y no es curiosidad por un nuevo teléfono o una marca de moda. Es curiosidad por las cosas más sencillas de la vida, esas que realmente hacen reconciliarte con el mundo.
Hace unos días fuimos al Parque de María Luisa para hacernos una foto de la familia para la guardería (la última que teníamos era en la playa y yo no estaba dispuesta a enseñar más carne de la necesaria) y terminamos en el «Estanque de los patos».
No puedes imaginar lo que disfrutamos con algo tan sencillo como mirar patos nadando y comiendo por no hablar de la guinda del pastel, un cisne!
El gorrión captó pronto el movimiento de los animales y no paraba de repetirlo, los imitaba y no perdía detalle de todo lo que hacían. Es como una esponja ansiosa por saber….Da gusto verlo, observar su cara de sorpresa, sus gestos…
Nos divertimos muchísimo y resultó todo un planazo de fin de semana. Nuestros planazos ya no tienen porqué implicar maletas, aviones, sesiones de compras o estrenos. Nuestros planazos ahora han retrocedido a lo más sencillo del mundo, a las emociones.
No te voy a engañar, la maternidad es dura pero momentos como éste en el «Estanque de los Patos» dejan la peor de las noches en vela en el olvido en un segundo.
Feliz día!!