Historia de unas botas de agua

Todo empezó en el verano de 2.008, en un Primark de Manchester que tiene el tamaño de un Corte Inglés de los grades. Cuatro plantas repletas de gangas en complementos, camisetas, vaqueros, cosas para el hogar, para hombre, bebé…una auténtica ruina. Yo iba llenando la típica cesta del establecimiento a una velocidad de vértigo y mi novio (ahora marido) la iba vaciando a la primera de cambio, temiendo ya no la cuenta sino el exceso de equipaje…

Entonces las vi, allí, un gran estante lleno de botas de agua en miles de colores y una gran variedad de estampados y dibujos. Cuadros, topitos, rayas, flores, print animal….todo lo que se te ocurriera, allí estaba y a un precio espectacular, creo que eran 12 libras…

Me dispuse a elegir mi modelo, y cuando ya había elegido unas preciosas botas azul marino con pequeñas florecillas en tonos verdes y rosas, mi «Pepito Grillo» particular sentenció:

 «No las necesitas, en Sevilla no cae una gota así que ni hablar…no caben más cosas!»

A lo que yo contesté:

«Vale, llevas razón, no le voy a sacar partido»

El año pasado estuvo lloviendo en mi ciudad de noviembre a mayo sin parar!! y cada vez que llegaba a casa con los pies empapados recordaba aquella conversación que no pudo ser más equivocada…

Así que este año, me dispuse a buscar unas, deseosa de encontrar algunas que me gustaran. Y ahí empezaron los problemas…

Mi suegra, se las apañó para conseguirme las azul marino de Oysho que estaban agotadísimas, para regalarmelas por mi cumple:

Encantada con ellas hasta que me las probé….pequeñas….no sólo de planta, también de anchura de caña….una lástima porque me encantaban.
Las cambié y seguí con la búsqueda, después de patearme todas las zapaterías de la ciudad, dí con éstas:

Son de Hispanitas, preciosas y en varios colores: verdes, negras, blancas y moradas….otra vez pequeñas de caña….

¿¿¿¿Pero qué le pasa a mi gemelo????

Ví en un anuncio de Decathlon, una colección de botas de agua en miles de colores, así que allá me fui pero al verlas en directo me decepcionaron mucho, resultan muy bastas…
Así, que al final he terminado con unas botas similares a las de montar, son sencillas, discretas y poco originales, pero al menos no me mojaré cuando llueva y me han costado tan baratas que si doy con mis botas de agua ideales, no me dará remordimiento tener 2 pares 😉

Menuda odisea mía con las botas de agua…

¿Tenéis botas?
¿Os ha costado tanto trabajo como a mí conseguirlas?
¿Problemas con sus anchos? decidme que sí por favor…..