El cine clásico tiene algo que te deja pegado a la pantalla embelesado y sumergido en ese mundo en blanco y negro que suena de manera realmente especial.
Historias de Filadelfia es fiel reflejo de ello, un clásico entre los clásicos protagonizado por algunos de los nombres más grandes del cine: Katherine Hepburn, Cary Grant y James Stewart.
Elijo Historias de Filadelfia para iniciar este » Cineclub de Clásicos» porque es una película que no había visto aún (cosa que me sorprende, ¿ Papá cómo no me habías insistido para que lo hiciera?) y quería que la primera entrega estuviese libre de recuerdos y primeras, segundas o terceras impresiones.
Historias de Filadelfia es una película de 1940, dirigida por George Cukor y adaptada de una obra teatral de Philip Barry que fue un éxito en Broadway. Katharine Hepburn la protagonizó sobre los escenarios, se hizo con los derechos y luego, dio vida de nuevo a Tracy Lord, en la que podríamos calificar como la primera de las comedias románticas.
Un poco de su trama
La trama se desarrolla en torno a la celebración del segundo matrimonio de Tracy Lord, una joven de la alta sociedad de Filadelfia. Horas antes, aparece en su casa su primer marido y dos periodistas. Entonces, empiezan los enredos.
Y hasta aquí puedo leer para no destriparte nada del argumento.
Apuntes e impresiones
Digno de ver el maravilloso » prólogo» de la película que no necesita ni una palabra y que es una de las escenas más recordadas de la historia del cine. Un jovencísimo Cary Grant empujando a la decidida de Tracy Lord con todas sus fuerzas en la puerta de la casa después de haber recibido sus palos de golf de la peor de las formas.
Soberbio el papelón de Katharine Hepburn como mujer fuerte, decidida, inquebrantable, pasional y exigente. Todas deberíamos tener un poco de Tracy en algunos momentos de nuestra vida.
Aunque no sea un tema principal de la comedia me ha gustado mucho la forma de cuestionar los límites de la vida privada y familiar, un tema que resulta tan de actualidad hoy en día y que ya se vivía entonces con el inicio de la prensa del corazón. Nada nuevo bajo el sol.
Lo que no resulta tan actual, son algunos gestos, palabras o situaciones que hoy serían considerados políticamente incorrectos. No hay que olvidar que ésta ya es una película octogenaria. Así que mirémoslos con benevolencia.
El vestuario, oh! el vestuario…