Hoy es uno de mis días favoritos del año, es el día de mi santo.
Un santo itinerante, como dice mi marido, que despista porque cada año cambia de fecha. A veces es en mayo, otras en junio, suele coincidir con alguna comunión o alguna boda, pero siempre para mí es un día muy especial.
Y es especial por muchas razones:
Porque me ilusiono con él como si fuera todavía una niña,
porque siempre cae en domingo y lo celebramos en familia,
porque para mí marca el inicio del verano (es el día que solemos estrenar la temporada de piscina, aunque este año bien parece que estemos entrando en otoño),
porque todos los que me quieren saben que lo disfruto muchísimo y ellos ponen todo de su parte para que así sea…
Y así podría seguir.
He pasado muchos años metida entre libros porque siempre cae en plena época de exámenes, un día de descanso entre aquella vorágine de apuntes que ya queda tan lejos. Pero ya hace mucho tiempo, ahora solamente es un día para disfrutar…
Por eso he elegido esta foto para ilustrar esta pequeña reflexión, creo que refleja perfectamente la ilusión por las pequeñas cosas, por lo sencillo y la felicidad.
Felicidades a todas las Rocíos que pasáis por aquí y mil gracias a todos los que hacéis este día tan bonito.
Besos!!