Una de las cosas que más me apetecía de visitar Nueva York en esta época era conocer la cuidad en época navideña. Siempre he escuchado que era una maravilla, cuando le contaba a alguien que la visitábamos en diciembre me hacían esa referencia y después de llevar toda la vida viendo películas en las que aparece esta ciudad en esta época, era toda una tentación.
Sus pistas de patinaje, sus árboles…todo me provocaba mucha curiosidad. Los americanos son unos genios con las celebraciones y ésta no iba a ser menos.
Pero quizás tanta expectativa no ha sido buena para mí porque lo cierto es que me decepcionado un poco. No creas que no me ha gustado, no es eso, está preciosa! Pero esperaba más. Esperaba más decoración en las calles, algo más continuado y vistoso, algo más parecido a Londres en Navidad. En Nueva York la Navidad llega a puntos concretos de la ciudad como edificios o escaparates, y crean auténticas preciosidades sí, pero no hay una uniformidad en las calles como yo esperaba.
Aparte de esta pequeña reflexión, aquí te cuento mi Navidad en Nueva York:
La biblioteca es un edificio que siempre me ha gustado, llama la atención en medio de tantos rescacielos, un edificio bajo, de corte clásico y con unos señoriales leones que te dan la bienvenida. Me encanta el detalle de las coronas que les ponen, además del precioso árbol de Navidad que montan en su recibidor.
Quizás lo más llamativo de la Navidad en Nueva York sea el árbol del Rockefeller Center con la pista de hielo a sus pies. El árbol es enorme, frondoso, puesto con mucho mimo y pensando especialmente en la noche con las miles de lucecitas que lo decoran. Además, un ejército de soldaditos de plomo franquean toda la plaza. Espectacular!
Los escaparates de los principales centros comerciales son otra de las grandes atracciones. Son muy trabajados y están cuidados hasta el más mínimo detalle. La gente hace colas para verlos porque parecen auténticos escenarios de película.
Nos dio la impresión que llegamos justo en los días en los que la gente empezada a decorar sus propias casas porque no topamos decenas de puestos en plena calle en la que vendían árboles naturales de Navidad. Algo verdaderamente curioso, desde los tamaños hasta la forma en la que los envolvían. Incluso vimos la típica estampa del coche americano con el árbol en el techo camino de casa. Coronas, piñas, muérdago…todo lo que cabría esperar.
Cuando llega la noche llegan las luces y es cuando realmente Nueva York se viste de Navidad:
Una anécdota…
En los bajos del Hotel Plaza hay una zona con cafeterías donde parar a merendar y descansar que está genial después de haber recorrido Central Park. Pues estando allí tomándonos un chocolate calentito y cada uno pensando en sus cosas, de repente se abrió una puerta y apareció Papá Noel, me atrevería a decir que el verdadero 😉 Fue tal mi sorpresa y cara de alegría que él se dio cuenta y me dedicó un «Merry Chirstmas» que me hizo sentir una niña de nuevo. Me hizo tanta ilusión… (aunque en casa seamos incondicionales de los Reyes)
Una recomendación…
Al 100%, el espectáculo navideño del Radio City. Simplemente imprescindible.
Una curiosidad…
Prácticamente en todo lugar que está decorado para Navidad hay referencias a Janucá con un candelabro, compatibilizan las fiestas que coinciden en tiempo.