Placeres Sencillos de Marzo

Aunque el tiempo no lo demuestre, acabamos de estrenar marzo, uno de los meses más emocionantes que hay por ser mes de renovación e inicios.

Marzo es un mes que llega cargado de placeres sencillos, de la naturaleza, lo que es todo un regalo.

¿Qué te sugiere marzo? ¿Qué te evoca? Para mí marzo es un mes de renovación e inicios. Dejamos atrás las capas del invierno y todo vuelve a resurgir. La naturaleza despierta, las horas de sol se amplían, el frío retrocede y nuestro ánimo resurge.

Los cambios de estación, especialmente el de este mes, me resultan ilusionantes. Nueva estación, nuevas rutinas. En este caso, la llegada de la primavera es renovadora. Consigue elevar nuestro humor y nuestra capacidad de acción, nos llena de vida.

Marzo es un mes que nos hace despertar después de semanas viviendo para dentro en todos los sentidos y empezamos a florecer, como el campo. Llega cargado de placeres sencillos y sutiles, los de la naturaleza, los mejores.

¿Cuáles son tus placeres favoritos de marzo?

Para mí, mirar el reloj y descubrir que es de día a las ocho de la tarde, me parece todo un placer. Necesito la luz del sol como el respirar, su falta mina mi ánimo y buen humor, incluso me dicen que con la llegada de la primavera, me cambia la cara y no lo dudo. Por eso, ir descubriendo cómo los días se alargan me parece un gran placer que saboreo a diario en esta época del año.

Otro tema, es el innecesario cambio de hora también propio de este mes que nos deja catatónicos a niños y mayores por unos días ¿De verdad merece la pena?

Asociado a los atardeceres tardíos, llega el piar de los pájaros. Me encanta escucharlos a última hora del día, revoloteando, ya de recogida, escondido entre naranjos y poniendo banda sonora al último paseo del día, lo que también es un placer.

Me refiero a ese paseíto antes de cenar Ya sea por estirar las piernas, por volver caminando a casa después del trabajo, porque los niños aún quieren seguir jugando en el parque o porque la temperatura es tan agradable que es una pena encerrarse entre cuatro paredes.

En marzo solemos dejar el abrigo en casa y a lo largo que avanza el día vamos quitando capas hasta quedarnos en mangas de camisa y buscamos el sol, nuestro cuerpo echaba de menos su vitamina d.

También llegan las alocadas golondrinas que con su vuelo dibujan sobre el cielo azul imposibles formas. Recuerdo cómo las observaba desde el balcón de casa durante aquel mes de marzo que estuvimos encerrados en casa. Envidiaba su libertad.

Otro gran placer de marzo son las flores silvestres ¿ hay algo más bonito? Aparecen de repente, sin avisar. De pronto un día ves una amapola, crees que no es posible, que todavía es pronto…Y dos días después, todo el campo está cuajado de florecillas moradas, amarillas, rosas…Menudo espectáculo.

Y los árboles se llenan de color, los almendros, el árbol de amor, los melocotoneros…

También los naranjos, que rebosan de azahar, una delicia. Esas primeras notas de azahar que aprecias en el ambiente son un regalo, un anticipo de lo que está por llegar.

Dicen que nada tiene un poder evocador más fuerte que un olor, el azahar es buena prueba ello.

Su aroma me transporta a la adolescencia, a las primeras tardes en libertad, a las tradiciones más arraigadas de Sevilla, a los primeros amores… Su aroma te arrasa y te atraviesa, te deja rendido, vuelves a ser esa niña de 15 años ilusionada por lo que oteaba en el horizonte e irremediablemente llega la nostalgia. Pero es una nostalgia bonita, de haber vivido y disfrutado, una nostalgia que en realidad es un placer.

Marzo también nos puede regalar un gran primer día de playa o un último de montaña. Este mes es un suma y sigue.

Pero además de estos placeres naturales, están los placeres creados por el hombre, las costumbres y las tradiciones.

Para las valencianas, es un placer sacar sus adornos de fallera igual que lo es para mí rescatar del altillo mis cosas de flamenca. Sacar los mantoncillos, revisar flores… Es uno de los momentos del año que más me gustan.

Al igual que preparar las túnicas para que mis hijos salgan de nazareno. Escuchar Madrugá mientras un palio se aleja al caer el día, oliendo a azahar con la primavera recién estrenada puede sonar a cliché, no lo niego, pero si lo has vivido alguna vez, sabes perfectamente a la sensación que me refiero.

Marzo es un gran mes y pienso disfrutarlo, saborearlo, agradecerlo y observarlo.

Nunca paso de puntillas por este mes, sería una oportunidad perdida, tirar por la borda el gran regalo que nos hace la naturaleza en esta época, dejar de vivir un «aquí y ahora» de manual…

Saborea tu marzo, por aquí haremos lo propio.

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