No sabría explicar muy bien qué es lo que está ocurriendo con la nueva serie de Netflix » Nadie quiere esto» pero voy a intentarlo porque últimamente mire donde mire, allí está.
Nadie quiere esto» es una serie de 10 capítulos que Netflix acaba de estrenar y que devoras de una sentada. ¿Por qué? Porque los capítulos son de unos 30 minutos, lo que facilita la tarea, y porque es tremendamente fácil de ver.
Se trata de una comedia romántica, una pareja que ronda los 40, se conoce por una amiga en común y sufren un flechazo de manual. A partir de ahí todo lo demás, mariposas en el estómago, falta de concentración, miradas que se cruzan, pero qué bien huele… Cual quinceañeros.
Y esta historia, si eres de naturaleza romántica siempre gusta. Si ya lo has vivido lo revives y si no te ha llegado, pues lo visualizas con esperanza añorando tu momento. No es algo pasional como ocurre en Los Bridgerton, no es eso. Es flechazo, es romance, son las hormonas del enamoramiento trabajando a máximo rendimiento. Quizás sea esta la clave del éxito, puede ser.
La química entre los actores (no la historia), lo que ellos te transmiten, es evidente, se palpa, el romance es creíble, veraz y eso, también suma.
Que sea una comedia y te rías, pues también aporta, siempre es agradable pasar un buen rato con una serie y terminar con una sonrisa en la cara a estar al borde un infarto de la tensión.
Que la historia se desarrolle en una siempre interesante y fotogénica ciudad de Los Ángeles con unas casas y una decoración agradable, pues también, que los estilismos aporten, sigue sumando. Pero hay algo más…
«Nadie quiere esto» está protagonizada por Kristen Bell y Adam Brody.
¡Vaya! Quizás aquí esté el el quid de la cuestión. No por Kristen Bell, quien es una conocida pero desconocida actriz en nuestro país que interpreta a una especie de Carrie Bradshaw de 2024 con un podcast que, a veces, chirría un poco.
No, no es ella, es él, Adam Brody.
El actor que da vida a un tal Noah, él tiene la culpa. Él y su nuevo personaje, quien recuerda irremediablemente a otro que ya interpretó hace más de 20 años. Ese que es no es otro que Seth Cohen. Un nuevo Seth Cohen sólo que con 40 años y convertido en rabino moderno.
Pues sí, el protagonista masculino es 100% Cohen y esa sí, estoy convencida que es la razón de su éxito.
¿No recuerdas a Seth Cohen? Lo dudo.
Si te llaman millennial, seguro que sí. Te refresco la memoria: ese chico sarcástico, dulce y con una personalidad interesantísima que tenía fama de freak en OC.
Moreno, de pelo ondulado que estaba irremediablemente enamorado de Summer, que inventó la Naviduca y que era un apasionado de los cómics.
¿Ahora lo recuerdas? Ese, lo único interesante que había en aquella serie de adolescente de los 2000 a mi modesto entender.
Ese personaje, Seth, te caía bien, qué digo bien, tenía todas las papeletas para convertirse en uno más de tu pandilla si no mediara un continente y un océano entre vosotros.
Era el amor platónico de más de una y el carácter malote de su compañero de reparto, más que eclipsarlo, lo elevó a la categoría de chico ideal. Siempre atento, receptivo, generoso, leal, divertido incluso cómico… Seth Cohen era sencillamente perfecto.
Pues este tal Noah, es la versión de Seth con 40 años, barba y de profesión rabino.
Este nuevo personaje que encarna Adam Brody te hace recordar que una vez fuiste adolescente, que el amor existe, que los flechazos también, que todavía pueden dejarte sin respiración, quitarte el sueño y el hambre y todo ello, sin necesidad de aplicaciones para ligar o modernidades varias.
Romance en estado puro, flechazo de toda la vida.
Por eso te la recomiendo, por recuperar sensaciones y volver a lo esencial, básicamente.