Sin duda la tienda que más me gustó de Oporto fue «A Vida Portuguesa». Se trata de un comercio que vende productos 100% portugueses, tradicionales, de toda la vida y llenos de encanto. Productos que pueden «contar historias extraordinarias y reveladoras» según reza su manifiesto.
Se encuentra ubicada en un antiguo comercio (de tejidos creo recordar) de preciosos suelos de madera, techos altísimos, grandes ventanales…Un espacio, sin duda, muy especial para un negocio que también lo es.
Tras subir una imponente escalera cargada de golondrinas te encuentras un paraíso de productos seleccionado con tanto mimo, con tanto gusto y cuidado que es imposible elegir y salir de allí. Hubiera pasado horas revisando cada producto, saboreando el trabajo de lo tradicional, hablando con sus dependientes que responden a tus preguntas y te cuentan la historia y el trabajo que hay detrás de su selección.
Cómo no caer rendida antes su loza (ya sabes que lo mío es pura adicción), sus fantásticos jabones de Claus, la artesanía en minbre… En fin, un paraíso.