Reflexiones sobre el verano

Está siendo un verano extraño que me invita a reflexionar continuamente. Quizás se deba a que estamos dedicando nuestros días a «construir» y tengo el foco puesto en cómo terminarán siendo las cosas cuando todo esté terminado. O casi, porque tengo la certeza que todo y todos estamos siempre en construcción.

En unos días este espacio, esta web cumple años ¿14? ¡14! No doy crédito. Todo ha cambiado mucho, yo también, él también. Pero es curioso como seguimos manteniendo una relación después de tanto tiempo.

He tenido algún parón, he pensado en dejarlo muchas veces, no voy a mentir, y en reactivarlo y darle un nuevo enfoque otras tantas. A veces, hemos tenido una relación apasionada, otras no nos soportábamos. Pero 14 años después, aquí sigo, esporádicamente sí, con falta de constancia sí, con falta de inspiración, también. Pero sigo y creo que eso es más que suficiente para no dejarlo porque créeme si te digo que no es algo habitual en mí.

Instagram fue un tercero que se entrometió y no nos hizo más que daño, es la verdad. Se sustituyeron las palabras por la imagen y me enganchó. Sí, soy muy visual, me deleitó.

Pero Instagram no ha sabido darme, ni yo he sabido dar tampoco lo mismo en esa red social que aquí. Por eso, lo tengo en mi vida pero no me ha hecho abandonar esta web, es el tercero en discordia.

Instagram es una especie de conocido al que veo a menudo, sin embargo esta web es una amiga de las de verdad, a la que puede que veas muy poco, pero cuando vuelves, sabes que es una relación auténtica.

¿Cómo va tu verano? ¿Lo estás disfrutando? ¿Está sabiendo a verano?

Ya te decía que mi verano está siendo extraño. No paramos de trabajar en una «casa en ruinas» de la que nos hemos enamorado.

De hecho, es la primera vez que enciendo el ordenador en ella y escribo aquí.

Mientras lo hago escucho tórtolas, gorriones y demás pájaros. Además, suena el ruido de las ramas movidas por el viento, alguna chicharra que todavía tiene calor, suena un gallo de vez en cuando e incluso un burro lejano. Me encantan sus sonidos. Incluso tenemos unas gallinas vecinas que sobre las once la mañana se alborotan y parece que ríen a carcajadas.

Mis hijos dicen que la casa está en ruinas pero no es verdad, sólo necesita un poquito de amor y eso es lo que estamos haciendo. Estamos pintando, limpiando, reconstruyendo, inventando nuevos usos o recuperando piezas que estaban en algún trastero o altillo. Estamos felices y agotados a partes iguales.

Aún así este verano ha tenido espacio para las cosas típicas del verano. Esas cosas que hacen que recarguemos las pilas para el curso que entra.

Hemos visto atardeceres en el mar, hemos cenado bajo un cielo estrellado, hemos bailado con amigos hasta altas horas de la madrugada, la canción del verano nos ha taladrado la cabeza como «buena canción del verano»… Ha habido tiempo para siestas, libros, partidas de juegos de mesa, barbacoas, días de piscina en familia, niños descalzos a todas horas, otitis…Todo lo que se necesita para que estos meses sepan a verano de verdad.

Pero claro, agosto va tocando su fin y es tiempo de hacer balance y pensar en lo que está por venir. Toca volver al cole, toca entrar en horarios, toca proponerse cosas, toca cuidarse, toca ahorrar…

¿Y qué toca a este blog? ¿Qué nos toca ahora?

¿Hay alguien ahí todavía?

¿Nos reinventamos? ¿Nos reencontramos?

Espero que disfrutes de los últimos días de esta libertad que suena a niñez, a primeros amores, a luces doradas y piel bronceada…

Cumples 14 años querida web, bienvenida a tu adolescencia.

Nos leemos pronto.